Hermano Alcohólico

“Una de las relaciones íntimas más importantes de mi vida es con mi hermano. Tenemos casi la misma edad, pues nos separan 18 meses de diferencia. Compartíamos, y aun compartimos, muchos intereses similares. Cuando éramos niños, muchas veces dormíamos en la misma cama para poder enfrentar nuestros miedos nocturnos. Hasta hoy, hemos tenido problemas para mostrarnos afecto. Mi hermano envió una postal hace poco expresando su amor por mí. Luego admitió que estaba borracho cuando la envió. Me tomó mucho tiempo reconocer la importancia de esta relación, mis conflictos con mi hermano, mi miedo de que es un alcohólico y mi frustración de que no puedo curarlo. El poder compartir en las reuniones me ha ayudado a darle resolución a mi coraje.”

“Soy ocho años mayor que mi hermano, él se transformó en el centro de mi mundo. Si tenía un partido de futbol, yo estaba en las tribunas. Lo llevaba a los ensayos de las obras de teatro escolares y le compré su primera guitarra. Más adelante, cuando comenzó a componer canciones, fui su admiradora más fiel. No me preocupaba en absoluto que bebiera. ¿Acaso no beben todos los jóvenes? ¿En especial, los artistas? A medida que la banda de mi hermano empezó a adquirir un cierto renombre, se intensificó la bebida. No quería empañar su entusiasmo o estropear su éxito con mis sermones, por lo que sufría en silencio, preocupándome obsesivamente de su problema con la bebida, sus desvaríos, su salud. No había límites para mí en lo que se refería a mi hermano. Estaba perdiendo la cordura debido a las preocupaciones y derrochando mi tiempo intentando hacer todo lo necesario para que mi hermano se sintiera cómodo y pudiera recuperarse.”